Las 7 emociones básicas en la comunicación no verbal.
¿Sabrías reconocer las siete emociones básicas en un rostro? Te propongo un nuevo reto para mejorar tus habilidades en la interpretación de la conducta no verbal. Pero antes debemos conocer algunas curiosidades imprescindibles sobre las expresiones faciales, la fuente de información más completa y fiable de nuestra comunicación no verbal.
Existen siete emociones básicas y universales, denominadas así porque se expresan y reconocen de igual manera en el rostro de cualquier ser humano, independientemente de su origen, raza o condición. De ellas derivan el resto de emociones sociales o secundarias que, por el contrario, están condicionadas por factores ambientales o culturales aprendidos a través de la socialización.
Sin embargo las 7 emociones básicas son genéticas. innatas y universales, las traemos de fábrica al nacer, y las compartimos, en su mayoría, con otros primates no humanos. Incluso, se asemejan a las de otros mamíferos menos cercanos en la escala evolutiva.
¿O no te has fijado en esa carita de "yo no fui" que ponen los perros después de hacer alguna trastada? Pues no es otra cosa que la expresión facial de la tristeza, el miedo, o ambas, dos emociones básicas universales con las que el animalito en cuestión intenta inspirar la empatía de su dueño para evitar una bronca.
Fue precisamente un amante de los animales, el naturalista inglés Charles Darwin, autor de la teoría de la evolución, el primer científico en apuntar el origen genético de las expresiones faciales emocionales ("La expresión de las emociones en los animales y el hombre", 1872); pero tuvo que transcurrir casi un siglo para que los indicios apuntados por Darwin se transformaran en evidencias, gracias a las investigaciones del psicólogo Paul Ekman ("El rostro de las emociones"1978).
Las siete emociones básicas universales son: la sorpresa, la tristeza, el desprecio, el miedo, la ira, la alegría y el asco, y cada una tiene sus propias unidades de acción características que facilitan su reconocimiento.
Si lo piensas, verás que sólo hay una emoción básica positiva, la alegría; otra neutra, la sorpresa; y las cinco restantes son negativas, la tristeza, miedo, ira, asco y desprecio. Es decir, el 70% de nuestro repertorio emocional facial básico transmite negatividad. Quizás eso explique algunas cosas... ¿no crees?
Para lo niños podríamos citar sólo 6 emociones básicas, dejando de lado el desprecio.
Desde que nuestros hijos nacen nos esforzamos porque aprendan un sin fin de cosas (las letras, los colores, los números, idiomas...) conocimientos e información que, si bien son necesarios, son insuficientes para un sano desarrollo de su persona. Habilidades como relacionarse con los demás, conocerse a sí mismo o afrontar diferentes situaciones que les traerá la vida y a regular su comportamiento y emociones, serán también indispensables para su desarrollo.
Las emociones son estados internos caracterizados por pensamientos , sensaciones, reacciones fisiológicas y conductas que son subjetivos. No podemos evitarlas, pero sí aprender a manejarlas, ya que tienen una gran influencia en nuestra conducta y en nuestro pensamiento.
El conjunto de habilidades que sirven para expresar y manejar las emociones y sentimientos es lo que llamamos inteligencia emocional; es la capacidad de tomar conciencia de las propias emociones, conocer las de los demás y aprender a regularlas. Conciencia y regulación emocional son competencias emocionales básicas para afrontar los retos de la vida y constituyen un factor protector ante conductas de riesgo (como el consumo de drogas o la violencia).
Últimamente se habla mucho de incluir este tipo de aprendizaje en las escuelas, para que los niños lleguen a comprender muchas de las cosas que les pasa, lo que sienten, a ponerle nombre a sus estados de ánimo, etc. Pero, ¿creéis que es cosa de la escuela, o este tipo de educación debería darse en el ámbito familiar?
Dichas habilidades pueden ser desarrolladas por medio del aprendizaje y la experiencia cotidiana. Os propongo que en los siguientes días, intentéis ser más conscientes de vuestras emociones y de identificar con qué situaciones están relacionadas.
Haced lo mismo con vuestros hijos, poned nombre a lo que están sintiendo en un momento dado para que vayan a prendiendo a identificar sus propias emociones y, después, podrán poner en marcha estrategias para regularlas.
Y vosotros, ¿ cómo le explicáis a vuestros hijos las emociones?
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